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Full text of "El Don Quixote de ahora con Sancho Panza el de antaño"

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I 


EL  DON  QUIXOTE 
DE  AHORA 
CON  SANCHO  PANZA 
EL  DE  ANTAÑO 

POR  D,  FRANCISCO  MES EGUER, 

■  <S¡-    ,  yfr 

CORDOBA. 
1809. 


tea 

m 

mí 


INTRODUCCION. 


Soñé  una  noche  que  me  hallaba  en  un 
ameno  valle  ,  descansando  de  la  fatiga  que 
me  ocasionó  el  empeño  de  seguir  una  ban- 
dada de  perdices  inútilmente:  la  mima 
imaginación  que  me  produxo  calor  y  can* 
sancio  ?  me  proporcionó  la  tupida  sombra 
de  unos  coposos  pinos  alimentados  por  las 
frescas  aguas  de  un  cristalino  arroyueio, 
cuyas  floridas  márgenes  me  ofrecían  espa- 
ciosos lechos  de  verde  grama;  ei  murmu- 
rio de  la  corriente ,  ei  manso  ruido  del 
blando  viento  que  conmovía  la  selva  y  la 
soledad  y  el  cansancio  ,  todo  me  convida- 
ba al  reposo  y  al  sueño  ;  ya  trataba  de  en- 
tregarme al  apetecido  descanso  y  quando 
llamo  mi  atención  el  rumor  confuso  de 
algunas  gentes  que ,  á  mi  parecer  «,  conver- 
saban por  allí  cerca.  Aiteréme  un  poco* 
preparé  mi  escopeta  y  y  con  el  posible  si- 
lencio me  acerqué  tanto  quanto  bastó  para 
descubrir  sin  ser  visto  un  hombre  de  poca 
estatura  >  armado  como  suelen  los  corace- 
ros franceses  ,  y  en  su  espaldar  un  carteíon 
que  decia:  este  es  el  Caballero  de  la  mala 


4 

Figura.  Enfrente ,  y  de  cara  á  mí  ,  senta- 
do sobre  una  albarda  ,  y  con  la  mano  en  la 
mexiüa  en  ademan  de  hombre  melancóli- 
co y  pensativo  ,  descubrí  á  otro  y  manche- 
go  al  parecer  ,  según  in  iiraba  et  vestido 
que  traia.  Un  asno  rucio  y  un  caballo  fla* 
co  pa<  ian  libremente  por  allí  cerca.  Des- 
de luego  me  ocunió  qu?  esta  escena  tenia 
no  poca  Sf  rn  jr  nza  ci  n  alguna  de  las  que 
ofrece  la  historia  de  D.  Qnixote :  apliqué, 
pu< té  )  el  oi  lo  ,  y  fíxé  mi  atención  en  el 
diajngo  siguiente ,  que  me  dio  á  conocer 
bi<  n  pronto  a  ios  dos  personages,  que  eran, 
á  sathéc  ,  tí&da  menos  que  el  señor  Napo- 
león Bonaparte  ,  y  el  mismísimo  Sancho 
Panza  ,  antiguo  y  leal  escudero  de  D.  Qui- 
xote:  el  que  reflexione  que  yo  sonaba  ,  di- 
simulara el  grandísimo  anacronismo  que 
supone  mi  narración. 


DIALOGO 


5 


DE  BONAPARTE  Y  SANCHO  PANZA. 

E.  y  Sancho^  son  tres  días  que  an- 

das muy  taciturno  ,  te  veo  melancólico, 
no  se  que  tienes. 

6*.  Es  verdad^  señor ;  pero  ya  son  mas  de 
quatro  que  me  sobran  motivos  para  estar 
murrio. 

ü  ¿  Pues  qué  te  aflige  ? 

S.  ¡  Tantas  cosas  ! 

jB.  ¿  Quántas  serán  ellas  ? 

S.  \  Y  quién  podra  relatallas  ! 

E.  Tu  que  las  conoces  y  sientes. 

ó*.  Ya;  ¿no  h:iy  mas  que  decir  las  cosas 
que  han  de  causar  pesadumbres  á  quien  las 
oye?  Mi  amo  D.  Quixofe  tenia  su  genio; 
p  ra  vamos  y  era  un  señor  que  mejorando 
lo  presente  y  gustaba  de  oírme  ;  y  quando 
íbamos  por  esos  andurriales  á  buscar  aven- 
turas y  divertíamos  el  trabajo  de  ios  cami- 
nos con  gustosas  y  entretenidas  conversa- 
ciones :  yo  le  deeia  muchas  verdades  que 
le  escocían  y  el  era  tan  discreto  a  que  solu 
apreciarlas  por  su  valor  sin  desazonarse. 

B>  Pues  dime  >  Sancho  0  ¿  te  he  impedí- 


6 

do  yo  jamas  el  que  me  hables  y  digas  quan* 
lo  tu  quieras  ? 

ó\  Es  verdad  ,  señor  ;  pero  desde  la  vi- 
lla se  ve  el  arrabal,  y  tiene  V.  M.  una  ca^ 
ra  tan  aquel ,  que  se  conoce  á  la  legua  que 
no  lo  ha  de  contar  por  gracia  el  que  le 
diga  las  cosas  como  ellas  son. 

£>.  Vaya  pues  ,  desahógate  >  Sancho  ,  y 
dime  qua-nto  tií  quieras;  yo  te  doy  desde 
ahora  Ucencia  .cumplida. 

S.  Ah  ,  no  señor  >  no  señor  ,  callar  es 
bueno ,  que  al  buen  callar  le  llaman  sabio, 
y  en  boca  cerrada  no  entra  mosca. 

jB.  Deseas  hablar  ,  te  lo  permito  ,  y  lo 
rehusas  ,  Sancho ;  no  puedo  entenderte. 

&  Pues  yo  me  entiendo  ,  y  baylo  solo  : 
mi  amo  D.  Quixote  ,  con  ser  tan  bueno  y 
tan  amante  de  la  verdad  como  otro  en  el 
inundo  ,  se  enfadó  tanto  en  cierta  ocasión 
por  una  que  le  dixe  ,  que  hizo  pedazos  su 
ianzon  sobre  mis  costillas,  y  me  recogiólas 
licencias  de  hablar  por  ciento  y  un  año. 

B.  Muy  sensible  te  debió  de  ser  eso. 

i&  Me  fue  tanto  ,  que  le  dixe :  señor  .,  al 
cabo  somos  ;  su  merced  me  eche  su  bendi- 
ción, que  yo  me  vuelvo  á  mi  casa  á  cuidar 
de  mi  muger  y  mis  hijos  ,  porque  esto  de 
no  poder  habíar  cada  y  quando  que  fuere 


razón  y  viniere  a  cuento  /  no  es  para  hora* 
bres  Ubres  y  christianos  viejos  ,  sino  para 
esclavos  y  gentes  de  mala  raza ;  y  como  me 
queria  t3nto  y  era  tan  bueno  ,  me  alzó  el 
mandato,  y  quedamos  amigos.  m 

B.  pues,  Sancho,  ya  que  tu  deseo  es  ha* 
blar  como  hombre  libre  y  bien  nacido  ,  y 
que  solo  te  detienes  por  el  miedo  de  mi 
lanzon  ,  yo  te  aseguro  por  mi  palabra  irri* 
perial  y  real  ,  que  no  le  descargaré  sobre 
tus  costillas  y  aunque  me  digas  las  mas  al- 
tas libertades. 

S.  Ah,  no  señor,  no  señor,  la  palabra 
de  V.  M.  será  muy  buena ;  pero  al  cabo  al 
cabo  las  palabras  se  las  lleva  el  ayre,  y 
quando  yo  hubiese  de  fiar  en  alguna  ,  na 
seria  seguramente  en  la  deWM.,  porque..; 
pero  aquí  me  quedo ,  que  la  mejor  de  to-t 
das  es  la  que  se  queda  por  decir. 

B.  Pues  ahora  yo  te  mando  que  me  di* 
gas  en  el  momento  por  qué  no  fiarías  de  mi 
palabra. 

$.  Pues  señor  ,  ya  que  V.  M.  quiere  oír 
lo  que  tanto  le  ha  de  enfadar  ,  digo  que  yo 
seria  tan  incauto  y  tan  inocente  como  el 
Rey  D.  Fernando  si  me  fiase  de  semejante 
palabra  ;  y  si  aquel  buen  Señor  y  sus  Con- 
sejeros tomaran  el  mió  ¿  otro  gallo  les  can- 


8 

taria  á  ellos  y  á  todos  les  Españoles. 

B,  Mira ,  Sancho,  esos  miramientos  que 
llaman  las  gentes  puntos  de  honra  ,  y  esa 
escrupulosidad  en  ser  los  hombres  fieles  a 
sus  palabras  ?  parecen  muy  bien  en  los  que 
viven  reducidos  á  la  medianía  de  un:i  for- 
tuna moderada ;  pero  los  que  se  elevaron 
á  superior  esfera  ,  y  salieron  de  las  clases 
comunes  para  dominarlas,  se  igualaron  en 
cierto  modo  con  las  celestes  divinidades, 
cuyos  decretos  adoran  los  vivientes  ,  sin 
que  les  sea  permitida  la  osadía  de  exámU 
Darlos,  ¿Piensas  tu  que  Alexandro,  Cesar, 
Aniba!  y  otros  famosos  héroes  fueron  siem- 
pre fieles  en  sus  promesas  ,  leales  en  mi 
amistad  .  y  constantes  en  su  palabra  ;fj  Lo 
fueron  quando  convino  á  las  altas  miras 
de  su  grandeza,  y  dexaron  de  serio  quan- 
do les  hubieran  perjudicado  para  esos  fi- 
nes ,  porque  no  pensaron  jamas  en  ser  jus- 
tos ,  sino  en  ser  héroes. 

S  Con  que  V.  M.  >  según  lo  que  va  di- 
ciendo ,  quiere  también  ser  Herodes  como 
todos  esos ;  pues  vaya  ,  ahora  doy  yo  en 
la  cuenta  de  por  qué  va  degollando  á  tan- 
tos inocentes. 

B  ¡Qué  sandio  eres,  Sancho!  H  rodes 
e§  una  cosa ,  y  héroes  es  otia  :  heioes  soíi 


9 

los  hombres  grandes  y  fimosos  ,  que  por 
su  valor  y  talento  descuellan  entre  todos 
los  mortales  ,  y  .conquistan  estados  ,  do- 
man naciones  ,  destruyen  repúblicas  y  mo- 
narquías, quitan  y  ponen  leyes  a  su  anto- 
jo ,  y  como  arbitros  del  mundo  se  hacen 
por  todo  él  célebres  y  temi  ios. 

S.  Aguarda;  pues  ya  es  peor  mil  veces 
eso  que  ser  Herodes,  y  digo  yo  que  es  me- 
nester poner  á  Herodes  en  los  altares  en 
comparación  de  esas  gentes  ,  porque  toda 
lo  que  hizo  aquel  maldito  judiazo  es  rosas 
y  flores,  y  tortas  y  pan  pintado,  con  lo  que 
hicieron  esos  hombrones  ,  y  va  haciendo 
ahora  V.  M.  ;  y  si  ,  para  ser  esa  cosa  ,  es 
menester  hacer  tanto  mal  y  tanto  daño  por 
esos  mundos,  no  sé  yo  qué  diablos  de  hon- 
ra ni  fama  es  la  que  conseguirán  hombres 
tan  malos  ,  porque  por  muchísimo  menos 
he  visto  yo  á  no  pocos  en  una  horca. 

B.  Tienes  ,  Sancho  ,  muchísima  razón 
en  lo  que  dices;  pero  no  olvides  lo  que  te 
dixe  poco  ha  :  las  acciones  de  los  hombres 
grandes  no  se  califican  por  la  justicia  ó  in- 
justicia que  las  dirige-,  sino  por  la  grande- 
za de  los  fines  á  que  se  encaminan.  Un 
mendigo  ,  para  que  lo  enti'  das ,  comete 
una  infamia  por  ua  meadru  )  de  pan  ;  y 


10 

un  conquistador  hace  muchas  por  tina  pro 

vincia  y  y  mucho  mejor  por  una  corona  : 
los  dos  son  injustos  ;  pero  al  uno  se  le  lla- 
ma infame  por  el  corto  precio  de  su  mal- 
dad y  y  al  otro  se  le  llama  sagaz  y  político 
por  há  grandeza  y  elevación  de  sus  pensa- 
mientos. 

S.  ¡  Válgame  Dios ,  señor  ,  y  qué  cosas 
tan  extrañas  y  nuevas  me  dice  V.  M.  !  Mi 
amo  y  que  Dios  haya  y  sabia  mas  que  ios 
Fray  les  y  y  era  capaz  de  subir  á  un  pulpi- 
to y  y  convertir  a  Jos  Moros  y  á  los  Judíos 
con  sus  palabras  ;  pero  enjamas  le  oí  yo 
unas  cosas  tan  desatinadas  como  son  esas? 
bien  que..-  si  otro  caballero  mas  honrado 
que  aquel  y  mas  buen  cristiano...  vaya, 
¿para  qué  es  hablar  de  eso  ? 

B.  Tu  amo  era  un  pobre  mentecato  sin 
verdadero  valor  y  ni  espíritu  para  formar 
los  vastos  planes  que  yo  proyecto  y  reali- 
zo con  tanta  facilidad. 

6V  Si  señor ,  si  señor  y  en  siendo  los  su? 
getos  hombres  de  bien  y  buenos  cristianos 
y  tsrneiosos  de  Dios  y  luego  dicen  eso,  que 
¿oa  tontos  y  mentecatos,  y  que  no  son  pa^ 
ra  nada  ;  pero  es  de  saber  y  que  mi  amo  te- 
nia mas  valentía  en  el  corazón  y  y  mas  de- 
seo de  honras  y  de  grandezas  en  aqutl  pe- 


Tí 

cho  ,  que  qnantos  HerótJés  y  quaritos  jü* 
das  ha  relatado  V.  M.  :  io  mesmo  ertibes- 
tia  él  con  treinta  ó  quarenta  gigantes  que 
muchachos  golosos  con  un  plato  de  hue- 
vos moles  ,  y  asi  se  entraba  solo  y  con  su 
lanzon  por  un  exército  de  dos  ó  tres  millo- 
nes de  almas,  como  Santiago  por  los  Moros* 
y  esto  no  átgiÁtis ,  sino  ogis  vistis.  Una  irez 
venia  por  aquellos  campos  un  exercito  tan 
grande  que  el  polvo  allegaba  al  cielo  V  y 
el  balamío  de  las  gentes  se  hundía  el  rnün* 
do  ,  y  delante  un  Ftey  Pagano  que  se  lla- 
maba Fanfarrón  ó  Faraón  ,  ó  una  cosa  así, 
con  el  brazo  remangado  /y  las  puertas  dé 
Sansón  acuestas  >  y  un  cuero  de  serpiente, 
y  un  gato  maullando  con  tantas  üñas  ,  y 
de  zaga  ,  quien  sabe  lo  que  allí  venia  de 
Moros  y  de  Judíos  ,  y  de  todas  naciones, 
negros  y  blancos ,  y  Garamantas  ,  y...  va- 
mos.,, de  todas  setas  ,  hasta  un  Francés^ 
para  que  hubiera  de  todas  malas  semillas; 
pero  mi  amo  enderezó  con  todos  el|os  ,  y 
si  no  es  por  un  demonio  de  nigromante 
que  á  todos  los  volvió  carneros  ,  está  es  la 
bendita  hora  que  no  ha  dexado  con  vida 
ni  uno  siquiera  de  toda  aquella  canalla  ;  y 
esto  no  hay  en  toda  la  Francia  un  hombre 
que  tenga  valor  para  hacello,  y  yo  lo  digo, 


12 

y  apuesto  el  rucio  que  n¡  V.  M.  tampoco. 

•  J3.  Eso,  Sancho  ,  que  tu  refieres  no  es 
Valentía,  sino  locura  y  temeridad. 

6'.  Ah  bien;  pues  el  que  es  temerario 
se  pasa  de  valiente  ,  y  asi  era  mi  amo  :  pues 
por  lo  que  hace  á  deseos  de  engrandecer- 
se ,  quién  dirá  los  que  tenia!  Si  no  hablaba 
mas  que  de  ganar  reynos  ,  y  de  conquis- 
tar imperios  y  mares  y  Ínsulas  y  todas  esas, 
cosas  ;  pero  aquel  señor  ,  como  era  taa 
cristiano,  quería  ganar  ias  cosas  como  Dios 
manda  ,  enderezando  al  que  era  tuerto  ,  y 
consolando  al  que  estaba  afligido  ,  y  am- 
parando al  desamparado  ,  y  mirando  por 
la  honra  de  las  doncellas ,  y  por  el  qué  di- 
rán de  las  viudas  ,  y  por  el  abrigo  de  los 
huertanos  y  pupilos,  y  peleando  contra  los 
lítalos  ,  y  defendiendo  á  los  buenos  ,  y  to- 
do asi ;  y  luego  habia  de  correr  la  fama  de 
sus  virtudes  por  todo  el  mundo,  y  con  eso 
y  con  su  valor  habia  de  ser  Rey  de  unas 
tierras.de  alia  muy  lejos  que  lo  buscarían* 
y  Emperador  coronado  ,  y  detras  venia  lo 
de  la  ínsula  p§ra  mí ;  pero  V.  IYL  es  otra 
casta  de  caballero  andante  ,  de  los  que  mi 
sino  llamaba  contrahechos  y  follones  y 
malandrines  ,  bien  que  cada  uno  es  como 
Dios  lo  hace,,  y  el  olmo  no  da  peras  ,  que 


mírale  a  la  cara  ,  y  veras  la  leche  qua 
puede  dar. 

B.  Alguna  cosa  como  estas  que  me  estis 
diciendo  le  dirías  á  tu  primer  amo  quanio 
te  midió  las  costillas  con  el  lanzom 

S.  S;  señor  ,  mal  me  quieren  mis  coma- 
dres quando  les  digo  las  verdades  ;  pero  al 
fin  al  fin  la  verdad"  es  hija  de  Dios ,  y  ha 
de  salir  por  encima  de  quantos  enredos  y 
tramoyas  hay  en  el  mundo* 

i3.  Pero  dime  ,  Sancho  ,  que  motilo  tie- 
nes para  decir  que  no  soy  tan  buen  caba- 
llero como  D.  Quixote  ,  y  compararme 
con  los  contrahechos  y  malandrines  ? 

S.  ¡  Válgame  Dios  p  señor!  ¡  y  que  pre- 
gunte V.  M.  esas  cosas !  V,  M.  es  caballero 
andante  contrahecho,  porque  ,  como  no 
le  viene  de  casta  ,  hace  todas  las  cosas  al 
revés  de  como  las  hacia  mi  amo  ,  y  las  ha- 
cen todos  los  caballeros  buenos  y  legíti- 
mos; porque  lo  primero  que  hacia  mi  amo 
era  enderezar  todos  los  tuertos  que  iba  en- 
contrando, y  V.  M.  todo  lo  va  torciendo; 
por  donde  pasa  ,  y  aun  no.  ha  enderezado 
a  ninguno  que  sepa  yo,  y  si  no  hablen  car- 
tas y  callen  barbas  ,  que  lo  que  está  a  la 
vista  no  es  menester  candil  ;  y  ahí  está  ei 
hermano  de  V.  M.  el  señor  D.  José  ,  que 


H 

tuerto  era  ,  y  tuerto  es  ,  y  tuerto  será  mi- 
entras Dios  lo  tenga  en  el  mundo  ;  y  mas 
valia  que  todo  ese  empeño  que  ha  tomado 
V.  M.  en  hacello  Rey  de  España  ,  que  se- 
rá quando  la  rarta  tenga  pelo  ,  lo  hubiera 
tomado  en  enderezarlo  y  remendarle  aquel 
oj    de  demonio  que  tan  mal  le  pega. 

jB«  Qué  rudo  ¿res  ,  Sancho,  qué  necio  y 
qué  ignorante  !  y  qnán  m^l  entiendes  lo  que 
quiere  decir  etkienzar  tuertos  \  Enderezar 
tuertos  es  reparar  agravios  :  ¿  no  ves  ,  mi- 
serable ,  que  ñi  yo  ,  ni  tu  amo,  ni  quantos 
Sen  er mundo  ,  pueden  suplir  la  falta  de 
kn  éfo  y  que  sólo  es  obra  de  la  naturaleza, 
y  aun  esa  no  lo  produce  dos  veces  en  un 
s-ug<  tn  ? 

5.  Pues  bien  5  y  si  V.  M.  sabe  eso,  ¿  para 
qué  quiere  y  consiente  y  manda  que  le  lla- 
na' n  el  Nipotente?  El  Nipotente  es  Dios, 
que  haré  y  puede  hacer  ojos  y  manos  y 
piv  s  y  e¿b  zas  y  y  enderezar  tuertos  y  cie- 
gos ,  y  resucitar  difuntos ,  una  y  muchas, 
y  to  ÍM  las  veces  que  sea  su  santísima  vo- 
luntad ;  pero  V.  M.  puede  lo  que  puede  co- 
mo  ada  hijo  dé  vecino ,  y  a  veces  menos. 

B.  Yo  me  proclamo  todopoderoso  ,  por- 
qu  yo  solo  puedo  hacer  quanío  es  dado  a 
las  íúculíades  de  todos  los  hombres  juntos* 


|5 

5.  Vaya  >  lo  mejor  seré  que  lo  dexemos* 
porque  yo  le  digo  a  V.  M.  que  eso  no  pue- 
de ser  en  manera  ninguna  ;  y  si  no  hai  esta 
mi  rucio  que  lo  romaneé  hace  tres  días  ea 
ua  molino  ,  y  no  pesa  mas  de  nueve  arro- 
bas fuera  de  taras  ;  á  que  no  se  lo  carga  V* 
M.  ,  y  le  da  un  paseo  hasta  aquel  olmo. 
¡  ü/¡0  Sancho  gracioso!  yo  te  aseguro 
que  no  me  atrevo  á  tanto. 

S.  Pues  aquí  está  el  hijo  de  mi  madre* 
que  porque  no  se  mojara  el  pobre  mió  Jas 
herraduras  puevas  al  pasar  un  charco.*  lo 
cogió  como  á  un  carnero,  y  ío  pasó  coa 
dos  costales  encima  ,  y  esto  lo  digo  ahora 
porque  viene  á  cuento  ,  y  mas  vale  perder 
un  amigo  que  una  ocasión  ;  pero  no  lo  car 
careo,  corno  V.  M.  sus  hazañas  ,  porque 
no  digan  las  gentes  ,  como  lo  dicen  ,  que; 
raas  sera  el  ruido  que  no  las  nueces. 

J3.  Aunque  yo  no  tenga  como  tu  las  fuerT 
zas  de  un  ganapán  ,  porque  la  naturaleza 
se  empeñó  en  sisar  mi  estatura  ,  y  debili- 
tar mis  miembros  ,  tengo  números isimos 
ejércitos  á  mi  voz  ,  y  puedo  con  ellos  to- 
do lo  que  no  pudiera  por  m/. 

S.  Pues  á  fe,  señor  mió ,  que  eso  tam- 
bién me  lo  hiciera  yo  ,  y  sin  alabarme  poc 
ello  ,  y  ahyra  me  afirmo  mas  en  que.  V.  M. 


es  caballero  andante  contrahecho,  porque 
si  ya  q.je  por  sí  no  puede ,  hiciera  con  sus 
ejércitos  hecht/s  y  fazañas  de  buen  cahar 
lieru,  para  el  caso  todo  era  uno;  pero  los 
soldados  de  V.  M.  han  desbaratado  y  des* 
hecho  un  sin  fin  de  doncellas  ,  y  han  for* 
Zádo  casadas  y  viudas,  y  dexan  llorando 
a  ¡os  que  estaban  cont-ntos  ,  y  desampara- 
dos a  tos  que  tenían  arrimo  ,  y  huérfanos  9 
ios  que  teman  padre,  y  sin  hacienda  á  los 
pupilos  y  a  sus  tutores,  y  pelean  contra 
k>*  bu<  nos  romo  el  Rey  D.Fernando  y  to- 
cl.n  los  fieles  Españoles  ,  y  defienden  y  am- 
paran los  malos  como  Godoys,  y  todos  los 
tia¡du»rc  s1  que  lo  han  seguido,  con  que  si 
esto  es  ser  buen  y  leal  caballero  andante 
CÜmg  mi  señor  ü  Quixote ,  venga  Dios  y 
vé  lo  ,  poique  yo  no  lo  entiendo. 

B.  Ksas  son  travesuras  de  soldados  que 
Mam  mos  los  grandes  hombres  licencias 
militares-,  y  yo,  favoreciendo  á  Godoy  y 
a  fados  sus  amigos,  h^go  mi  negocio, y 
'aa- ¡a^to  mis  intereses:  Sancho,  créeme 
no  f  s  para  <  ab,zas  como  la  tuya  el  juzgar 
de  tan  gra  «lijas  cosas. 

Si  K?<s  lime  V.  M. ,  mi  amo  solía  decir 
que  el  hacer  bien  a  villanos  es  echar  agua 
en  el  mar,  y  ya  digo  que  el  que  en  mala 


tierra  siembra  cogerá  abrojos ;  raí  señor  O. 
Qirxote,  que  en  paz  descanse,  tenia  al- 
gunas cosas  de  hombre  mavor,  y  un  dia 
se  le  puso  en  la  cabeza  que  había  de  poner 
en  libertad  á  cjertos  galeotes  ,  que  por  sus 
malas  obras  iban  á  remar  á  las  galeras  de 
España  ;  no  le  bastaron  a  su  merced  ni  rue- 
gos ,  ni  nada  de  quanto  yo  hice  para  apar- 
tarlo de  aquel  mal  pensamiento,  porque 
tenia  esa  fal tica  ,  que  como  se  empeñara  en 
tina  cosa  ,  no  le  harían  ce  jar  si  le  predica- 
sen  Fray  les  descalzos  :  él  ya  se  ve  ,  como 
era  tan  valiente  ,  en  dos  idas  y  venidas 
alanceó  y  ahuyentó  á  los  guardas  y  solda- 
dos que  escoltaban  aquellos  picarones  r  y 
yo  ayudé  á  quitar  las  cadenas,  y  quedaron 
los  perillanes  sueltos  y  libres  como  el  cor- 
zo en  el  monte;  y  sabe  V*  M.  el  galardón 
que  tuvimos  por  la  buena  obra?  que  mi 
amo  les  mandó  que  fueran  á  presentarse  a 
su  señora  Dom  Dulcinea  ,  y  ellos  dixeroti 
que,  menos  eso,  quanto  les  mandara  ;  y 
mi  amo  se  empeñó  en  que  habían  de  serpa- 
res  y  ellos  que  nones;,  y  empezaron  á  re- 
molinear y  hacerse  del  ojo  ,  y  se  hicieron 
azaga,  y  dvs  argaron  sobre  nosotros  tal 
te  mpe.stail  ae  palos  y  tal  granizada  de  pie- 
dra ,  que  ea  meaos  que  lo  digo  derribaron 


i* 

a  mi  señor  de  su  buen  rocinante,  y  le  rom- 
pieron en  la  cabeza  el  yelmo  de  Malandri- 
jio^  iodo  de  oro  ,  que  era  la  mejor  vací% 
que  habrá  tenido  ningún  barbero  del  mun- 
do y  y  por  último,  después  de  muchos  pa- 
los y  mogicones  y  coces  y  pedradas  ,  nos 
dexaron  reboieados  por  squel  campo  ,  mo- 
lidos como  cibera,  y  se  fueron  á  bribonear 
por  esos  mundos  de  Dios  j  y  digo  esto, por- 
que otro  tanto  Je  ha  de  suceder  á  V.  M.coií 
ese  picaro  de  Godoy  y  los  demás  malan- 
drines que  favorece,,  porque  quien  malas 
mañas  ha  ,  tarde  ó  nunc  a  las  perderá  ,  y  si 
no  al  tiempo  doy  por  testigo  que  cura  mas 
que  el  sol. 

B*  Mis  amigos,  que  á  tí  te  parecen  ta  a 
malos,  son  ios  mejores  del  mundo  para  mis 
intentos:  ellos  me  han  coronado  Empera- 
fdor  y  Rey  ,  lo  que  nunca  pudo  conseguís 
el  loco  de  tu  amo  ;  y  si  yo  hubiera  de^ 
aguardar  a  que  la  fama  de  mis  virtudes  me 
coronara  ,  tarde  lo  consiguiera  ,  y  tan  tar<* 
deque  nunca  seria:  desengáñate,  Sancho* 
la  vj¡rtud  es  pauy  buena  para  conseguir  ala- 
ban zas,  pero  no  para  obtener  grandezas;  na- 
die ha  reynado  en  el  mundo  por  la  virtud. 

S.  Jesús,  Jesús,  y  qué  despropósitos!, 
Ahora  yo  digo  que  V.  1$.  no  sabe  de  1$ 


misa  la  medía,  ni  ha  leído  las  historiad  ni 
los  libros  de  caballerías  ,  ni  ha  tratado  taii 
siquiera  con  quien  las  fnya  visto  ni  auü 
por  el  forro :  mi  amo  si  que  era  sabio  ,  y 
tenia  en  la  uña  todas  las  historias  y  tes  le- 
yendas; yo  le  oí  relatar  corno  los  Roma- 
nos se  fueron  á  buscar  á  un  viejo  muy  vir- 
tuoso de  otra  tierra  para  que  fuese  Rey  su- 
yo ,  y  lo  traxeron  casi  por  fuerza  ,  y  que 
k  Gamba  ,  que  era  muy  bueno,  también  lü> 
hicieron  Rey  de  los  Godos,  y  él  rio  quería, 
y  otro  Rey  muy  sabio  de  Castilla  vinieróa 
á  buscar  desde  las  tierras  dé  los  A  lemanes, 
y  a  rogarle  con  la  corona  de  Emperador; 
ya  se  ve,  V.  M.  dice  bien  ,  que  naílie  lo 
buscaría  ,  pero  es  porque  nadie  le  tiene  por 
bueno  ni  virtuoso. 

B  Pues  cómo  es  que  tu  amo  con  todas 
sus  virtudes  ?  en  jamas  pudo  conseguir  mas 
que  palos  y  pedradas  ,  coces  y  moxícóries  ? 

ó  Vaya  ,  yo  no  sé  como  hay  gentes  qué 
d¡£an  que  V.  M.  es  tanto  y  quanto  de  sa- 
biondo, qu.indo  no  sabe  tan  siquiera  la  his- 
toria dé  D  Quixote  ;  tíñ  amo  tuvo  en  la 
Máfcó  el  ser  Rey  de  un  retad  siete  u  ocho 
vece  s  mas  grande  q  ie  medio  mundo  ,  por- 
de  mas  alia  de  las  tierras  de  los  negros 
Viro  la  doncella  mas  hermosa  que  mis  ojos 


SO 

han  visto  a  buscar  á  mi  señor  por  la  fama 
de  su  valor  y  de  sús  virtudes,  y  aquella 
doncella  era  la  Rey  na  del  grande  rey  no  de 
Micomicon  ,  y  si  mi  amo  mataba  á  un  g¡> 
gantazo  que  tenia  la  vista  fosca,  y  le  habla 
robado  el  reyno ,  se  casaba  con  ella  ,  y  la 
hacia  Rey  coronado  en  un  abrir  y  cerrar! 
de  ojos  ,  y  mi  amo  mató  al  gigante,  que 
yo  lo  vi,  y  los  nigromantes  se  lo  volvie- 
ron pellejo  de  vino,  y  se  enredó  la  aven-* 
tura,  y  mi  amo  no  fué  Rey  por  lo  que  Dios 
quiso  ,  y  aquí  me  quedo  ,  que  las  palabras 
son  como  la  piedra  ,  que  en  saliendo  de  la 
honda  ya  no  hay  quien  pueda  detenella  ,  y 
se  me  ha  de  ¡r. alguna  que  le  ha  de  dar  en 
la  mollera  a  V.  M. ,  y  le  ha  de  hacer  un 
burujón  como  cabeza  de  muchacho ,  y  me 
quedo  corto. 

B.  ¿  No  conoces  ,  Sancho  ,  que  si  yo  te 
hubiera  de  romper  el  lanzon  en  las  costi- 
llas ,  hace  ya  largo  rato  que  me  diste  oca* 
sion  y  motivo?  Dime  sin  reparo  quanto  te 
ocurra,  que  me  diviertes. 

S.  Pues  ,  señor ,  eso  se  llama  en  mi  tier-t 
ra  hacer  del  Sanbenito  gala ,  y  ha  de  saber 
V.  M.  que  mi  señor  D.  Quixote  era  un  hi- 
dalgo tan  honradote  y  un  hombre  tan  ca- 
bal >  que  por  no  faltar  á  la  fe  y  lealtad  que 


21 

tenia  ofrecida  á  su  señora  Doña  Dulcinea, 
no  quiso  ni  aun  pensar  en  casarse  con  to- 
da una  Reyna  de  Micomicon ,  y  eso  que 
era  doncella  á  carta  cabal  ,  lo  mismo  que 
si  fuera  hecha  de  cal  y  canto  ;  porque  de- 
cía él,  y  digo  yo  ,  y  diián  quantos  hónw 
bres  con  barbas  hay- en  el  mundo  ,  que  el 
buey  por  el  asta  y  el  hombre  por  la  pala- 
bra ,  y  á  f e  á  fe  que  si  mi  amo  tuviera  tan 
poco  aquel  como  V.  M.,  que  por  mucho 
menos  que  una  corona,  y  por  un  em  pitillo 
de  General ,  hizo  piporcio  con  su  primará 
muger  ,  y  se  casó  con  una  señora  de  tan 
mal  run  run  como  la  que  tiene ,  que  él  se- 
ria Emperador  y  Rey  ,  y  aun  Areipampano 
de  Toledo,  que  es  mucho  mas  ;  pero  es 
verdad  que  honra  y  provecho  no  caben  en 
un  saco,  y  el  que  no  tiene  vergüenza  todo 
el  mundo  es  suyo* 

B>  Pues  mira ,  Sancho  ,  tu  alabas  la  hon¿ 
radez  y  lealtad  de  tu  dueño  ,  y  yo  me  ad- 
miro de  su  cortísima  habilidad  y  nin-gua 
talento ;  y  suponiendo  que  esas  fábulas  que 
tú  cuentas  y  crees  fuesen  realidades  ,  sin 
faltar  a  la  fe  de  mi  Dulcinea  me  hubiera 
yo  coronado  Emperador  y  Rey  de  Mico* 
mirón. 

S  ¡Oí  yo  lo  creo ,  porque  quien  hace  un 


22 

cesto  hará  ciento  ;  pero  raígasela  del  casco 
V.  M.  que  lo  que  a  mi  amo  le  sobraba  era 
talento  ,  y  lo  que  le  faltaba  era  serenidad 
y  descaro  para  hacer  una  trastada  á  vista 
de  todo  el  mundo  >  porque  yo  soy  un  pro- 
be  pprro  ,  que  no  sé  leer  ,  y  conozco  que 
si  mi  amo  ,  quando  estaba  aquella  señora 
en  la  fragura  de  Sierramorena  y  sin  mas 
amparo  que  Dios  del  cielo  y  le  hubiera  en* 
rastrado  el  lanzon  ^  y  le  hubiera  hecho  fir- 
mar una  renuncia  de  todos  sus  derechos  y 
estados  á  su  favor  f  y  luego  se  (a  hubiera 
dexado  amarrada  á  un  pino  a  que  se  la  co- 
mieran lobos  y  ya  no  tenia  ims  que  irse, 
derechico  á  Micomieon  y  y  reynar  á  pata 
tendida  con  su  señora  Doña  Dulcinea ;  pe- 
ro ¿qué  hubieran  dicho  las  gentes  de  se- 
mejante fechuría  ?  lo  que  dicen  de  lo  que 
ha  hecho  V.  M.  con  el  Rey  D.  Fernando, 
que  se  puso  en  las  de  V.  M.  para  que  leía-, 
yoreciese  contra  ese  picaro  giganron  de 
üodoy  ,  que  le  quería  quitar  el  reynoy  la 
vida  y  la  honra  >  y  lo  que  el  pobre  moza 
^conseguido  no  se  lo  he  de  coatar  yo  á 
quien  lo  sabe  tan  por  entero,  porque  asesi- 
no como  él  no  se  ha  hecho  desde  que  hay, 
mundo  ;  pero  á  bien  que  Dios  esta  en  el  cíe-, 
lo  y  en  todo  lugar  por  esencia ,  presencia* 


n 

y  potencia  ,  y  aun  h3y  sol  en  las  bardas,  y 
no  ha  de  cerrar  la  noche  sin  que  cada  ano 
lleve  su  merecido  y  porque  e i  brazo  del  Pa^ 
pa  no  es  tan  largo  ni  con  mucho  como  el 
de  Dios  y  y  en  echando  la  bendición  alcan- 
za a  las  quatro  partes  del  mundo  >  y  no 
digo  mas. 

JB.  Bien  se  conoce  >  Sancho |  que  eres  uxl 
pobre  hombre  sin  conocimiento  ni  luz  na^ 
toral.  ¿Ahora  te  me  vienes  con  amenazas  ? 
¿  quieres  tií  que  tema  un  hombre  de  mi  va- 
lor y  poder  ,  que  manda  numerosos  exér- 
citos  ,  y  quita  y  pone  Reyes  á  su  antojoy 
guando  no  temía  tu  primer  amo^solo  y  sia 
auxilio  y  á  gigantes  ^  ni  á  nigrománticos  ¿  ni 
a  vestiglos  ¿  ni  á  exércitos  numerosos  , 
á  nada  del  mundo  ? 

S.  Si  señor  y  ¿  y  qué  le  sucedió  á  mi  am<* 
por  querer  sacar  las  cosas  tan  de  su  quicio^ 
-que  salió  bien  de  una  aventura  de  poca 
ilion  ta  >  y  se  metió  en  otra  de  mas  aqueta 
se  fué  llenando  de  ventolera  y  de  atrevió 
«miento  y  y  al  fin  se  quiso  subir  tan  á  ma? 
yores ,  que  salimos  no  pocas  veces  con  las 
manos  en  la  cabeza ;  porque  el  que  mucha 
abarca  poco  aprieta  y  y  natíie  ha  de  tomar 
mas  bocado  del  que  pueda  revolver^  ni  es* 
airar  «!'  pie  mas  de  lo  que  sufre  la  imnmy 


24 

que  el  que  todo  lo  quiere  todo  lo  pierde, y 

no  hay  que  pensar  en  llevarlo  todo  a  fuego 
y  á  sangre,  porque  cada  paxirico  tiene  su 
higadico,  y  tal  va  por  lana  que  vuelve 
trasquilado  ,  y..* 

<  B.  Basta  ,  Sancho ,  basta  ,  todo  se  puede 
llevar  menos  esas  avenidas  de  descomulga- 
dos refranes  que  vomitas  tan  á  menuü  ; 
conténtate  con  escupir  uno  que  otro  de 
quando  en  quaado  ,  y  tengamos  la  fiesta 
en  paz. 

S.  Pues  dígole  a  V.  M  sin  refranes  nin- 
gunos que  tome  mi  consejo,  y  ya  q;ie  se  ha 
empeñado  en  ser  caballero  andante  ,  y  sa- 
be que  enderezar  tuertos  es  reparar  agra^ 
vios ,  repare  sin  detención  el  que  ha  heéhtf 
a  los  Españoles  ,  quitándoles  su  Rey  ,  y 
robándoles  sus  bienes,  y  quemando  sus 
pueblos  ,  y  deshonrando  á  sus  hijas  y  es- 
posas ,  y  profanando  sus  templos  ,  y  ul- 
trajando a  sus  Sacerdotes  y  las  santas 
imágenes  ,  y  todas  las  demás  fechurías 
tan  malas  y  escandalosas  ,  porque  de  lo 
contrario  ha  de  salir  á  campana  tañida 
Ja  santa  hermandad  de  todos  los  Espa- 
ñoles ,  que  ya  se  zunzunea  que  se  ha 
juntado  en  los  Aranjueces  ó  en  los  Ma- 
driles ,  y  tanto  se  le  da  a  ella  de  V.  M.  y 


de  todos  sus  fechos  y  caballerías,  como  del 
Rey  que  rabió  por  gachas. 

E.  Hablas  sin  duda  por  ana  Junta  que 
llaman  Central  y  de  cuyos  aciertos  se  pro- 
meten los  Españoles  grandes  ventajas ;  pero 
a  pesar  deesa  que  tu  llamas  santa  herman- 
dad de  todos  los  Españoles  y  reynará  sobre 
ellos  mi  hermano  José,  porque  yo  lo  he  de- 
cretado y  y  mi  poder  es  irresistible. 

S.  Pues  y  señor  ,  una  vez  que  V.  M.  esta 
erre  que  erre  en  que  han  de  ser  tixereíicas, 
no  digo  nada  ,  sino  que  siga  con  su  manu, 
que  ai  fin  se  canta  la  gloria  ;  pero  lo  que 
yo  sé  es  que  bocado  por  fuerza  es  malo  de 
tragar  y  y  lo  que  se  gana  con  malas  artes 
no  trae  mas  que  sustos  y  disgustos  y  perdi- 
ción y  porque  la  harina  del  diablo  se  vuel- 
ve afrecha  y  y  aun  lo  bien  ganado  se  suele 
deshacer  como  la  sal  en  el  agua. 

B.  ¿  Volvemos  á  los  refranes  ? 

*S.  Pues  no  he  de  volver  5  si  quien  ha- 
bla refranes  habla  verdades?  Yo  f  a  Gober- 
nador de  una  ínsula  que  y  según  hago  me- 
moria y  se  llama  la  Banana  y  que  viene 
a  caer  enmedio  enmedio  y  en  el  mismo  rU 
ñon  de  Espina  :  fui  alia  con  beneplácito 
de  su  dueño  y  ' con  la  bendición  de  Dios  y 
la  de  rni  aaro)  mis  insulanos  me  recibr> 


ron  en  palmas  ,  y  yo  goberné  con  muchí- 
sima cristiandad  y  desinterés  ,  que  si  V.  M. 
leyera  la  historia  allí  !o  veria  ;  pues  coa 
todo  eso  ,  lo  que  yo  adelanté  en  quatro  ó 
cinco  dias  que  me  duró  el  Gobierno  ,  fué 
trabajar  mucho  ,  comer  poco  ,  dormir  me- 
nos ,  y  una  noche  que  Jos  enemigos  asal- 
taron !a  ínsula  ,  me  entortugaron  mis  vasa* 
líos  entre  dos  gamel Iones  ,  y  me  convirtie- 
ron en  galápago  ,  y  pasé  tantas  bascas  y 
fatigas,  y  tanto  sudor  y  congojas, que  pu  $ 
que  no  di  entonces  á  Dios  mi  anima  ,  no 
hay  mas  sino  que  110  tenia  mis  dias  cumpli- 
dos ,  de  manera  que  yo  tomé  á  buen  parti- 
do el  irme  bien  á  bien  y  callandico  ,  y  de* 
aar  la  insu?a ,  dando  al  diablo  la  negra  ho- 
tU  en  que  entré  en  codicia  de  salir  de  mi 
paso,  y  remontarme  á  las  nubes ,  sin  co- 
nocer que  por  su  mal  le  nacieron  las  alas 
á  la  hormiga  ,  porque  cada  uno  es  para  lo 
que  es  ,  y  al  que  Dios  lo  crió  para  corna- 
do no  sera  escudo  ,  y  él  ollero  que  haga 
sus  ollas  ,  porque  la  codicia  rompe  el  saco, 
y  si  no  ahí  esta  la  rana  de  Guisopete  ,  que 
s«°  empeñó  en  ser  tan  grande  como  los  bue- 
yes ,  Y  tan  hinchada  se  puso,  que  dio  uri 
escl-avigio,  y  se  quedó  espatarrada. 

J3.  j  O  Sancho,  Sancho  !  |  y  qué  de  cosas 


1J 

ensartas!  \  á  qué  pega  tóete  esa  cáfila  de 
refranes  ?  Yo  soy  grande  y  poderoso  mas 
que  quantos  Monarcas  hay  en  la  tierra, 
nací  para  ser  Emperador  y  Rey  ,  y  lo- soy? 
con  efecto  ;  puedo  aun  mas  que  quiero ,  y 
la  grandeza  de  mi  ánimo  esta  como  estre* 
chada  y  violenta  en  los  dilatados  términos 
de  mis  conquistas:  si  tus  insulanos  te  bur- 
laron y  escarnecieron  ,  y  divirtiéndose  á 
costa  tuya  ,  te  obligaron  á  salir  de  la  ínsu- 
la y  es  porque  conocieron  desde  luego  tu 
simplicidad  y  la  baxeza  de  tu  condición  y  y 
sobre  todo  tu  mala  gracia  y  peor  figura 
para  Gobernador  ;  pero  los  insolentes  Es- 
pañoles han  arrojado  de  su  corte  á  mrher* 
mano  José,  Rey  coronado  de  Ñapóles, 
¿domado  de  las  mas  recomendables  virtu- 
des ,  y  sobre  todo  cubierto  con  la  egide  de 
mi  irresistible  poder ,  y  ahora...  pero  bas- 
ta, que  no  es  este  el  lugar,  el  tiempo  ni 
la  ocasión  de  dar  salida  a  la  cólera  de  mi 
pecho. 

S.  Señor ,  mejor  seria  que  dexásemos 
esta  conversación  ;  ya  mi  buen  rucio  y  S. 
M.  h  y  R.  del  señor  Rocinante  han  pacido 
a  su  sabor  por  esa  pradera  ,  la  noche  se 
acerca  ,  y  no  se  descubre  por  todo  esto  la 
venta  ó  castillo  donde  debamos  pasará; 


28 

no  nos  detengamos  5  que  cabra  coxa  no 
quiere  siesta /y  oveja  que  vala  pierde 
bocado. 

jB.  Ya  veo  >  Sancho  >  que  tiras  á  cortar 
una  conversación  que  por  fuerza  debe  des- 
agradarte  ,  porque  al  fin  eres  Español  ,  y 
tan  bárbaro  y  estúpido  corno  todos  ellos. 

5.  Es  verdad-,  señor,  que  mi  fin  era  ese; 
pero  ya  que  V.  M.  se  ha  empeñado  en  po- 
nerme en  el  resvaladero  ,  no  extrañe  ni  to- 
me a  rnal  el  que  yo  me  deslice  ,  porque  eso 
de  meterme  los  dedo41  hasta  el  estómago^ 
y  que  yo  no  vomite,  no  está  en  mi  naa'áog 
y  ha  de  saber  V.  M.  que  el  que  dice  lo  que 
quiere  oye  lo  que  no  quiere  ,  porque  en 
quanto  á  que  yo  soy  un  tonto  eso  está  a  la 
\ista,  y  no  me  avergüenzo  de  confesalloj, 
porque  mi  padre  fué  ío  mismo ,  y  mi  abue- 
lo y  todos  los  Panzas  de  que  hay  memo* 
ría ,  la  dexaron  de  ser  sencillos  de  cora- 
zón;  pero  en  quanto  á  que  los  Españoles 
son  barbaros  tórpidos  ,  digoíe  á  V.  ÍVL  que 
no  hace  poco  quien  su  mal  se  lo  achaca  á 
otro  ?  y  si  mis  insulanos  se  burlaron  de  mi 
sencillez  ,  que  bien  podía  ser  ,  los  Espa- 
ñoles se  han  burlado  y  se  burlan  y  se  bur- 
laran de  la  prrfidia  y  estucia  y  malicia  de 
V.  M. ,  y  de  la  torpeza  y  la  incapacidad 


£9 

y  la  glotonería  y  la  borrachera  del  señor 
D  José ,  que  son  sus  grandes  virtudes;  y 
eso  de  la  baxtza  de  mi  nacimiento  otro  lo 
habia  de  decir ,  porque  la  graja  le  dixo  al 
cuervo  hazte  allá  que  eres  negro  >  y  todos 
los  de  mi  íinage  desde  el  padre  Adán  han 
sido  y  son  cristianos  viejos  y  labradores 
honrados  ,  limpios  de  toda  mala  raza  de 
Moro  ni  de  Judio,  ni  de  otra  seta  ninguna, 
y  no  dirá  otro  tanto  V.  M.  -,  y  si  lo  dice 
no  lo  hará  bueno  ,  porque  es  una  vergüen- 
za lo  que  hablan  las  gentes  de  su  religión, 
y  el  mas  honradico  de  todo  su  íinage  es  el 
señor  Murates  ,  y  tiene  nombre  de  Turco, 
y  se  sabe  de  buena  tinta  que  fué  cocinero 
y  mozo  de  posada ,  y  luego  subió  á  corre- 
dor del  gusto,  que  es  peluquero,  y  de  aquí 
p:?ra  allí  ha  ido  haciéndose  vesibie  ,  hasta  * 
que  S.  M.  se  casó  con  su  hermana  ,  y  en- 
troncando con  una  familia  tan  distinguida 
emp:  zó  á  tener  honra  y  provecho  la  de  V* 
M.;  y  en  quanto  k  que  yo  no  tengo  talle 
ni  presencia  de  Gobernador ,  digole  á  V* 
M¿  que  ningún  corcobado  se.  ve"  su  giba, 
p  ríe  mi  amo  Ü.  Quiote  era  alto  como 
im  pmo  ,  enxuto  >  membreño  ,  ayroso ,  ga- 
lán y  fuerte  éomo  una  pena  ,  y  con  todo 
eso  íS  llamaban-  el  Caballero  de  la  triste 


3* 

Figura  ;  pero  á  V.  M.  no  se  han  conten- 
tado con  ese  apodo *  y  le  llaman  el  Caba- 
llero de  la  mala  Figura *  porque  es  alto  co- 
mo un  pepino  >  eon  mas  traza  de  pruchi- 
neia  que  de  persona  *  y  tiene  cara  da  mico 
y  gest  o  de  gato  y  y  sus  fuerzas  son  las  de 
la-  mentira  ;  qae  voy  corriendo  quando  en- 
tramos en  poblado*  y  salen  las  gentes  á 
vernos  que  con  toda  esa  coraza  y  ese 
morrión  y  todo  ese  penacho  encima  de 
rocinante  *  rió  parece  sino  que  entran 
Piamonteses  con  totilimundis  y  mona  á 
caballo  }  que  no  sé  yo  como  en  un  cuer- 
pecillo  tan  ruin  y  miserable  cabe  unto 
orgullo  y  tanta  soberbia  *  que  *  voto  ai 
chápiro*  me •  dan  tentaciones  de  coger  a 
V.  M.  de  esas  patillas  de  xilguero  $  f 
estrellarle  contra  una  encina  á  ver  si  cae 
de  su  borrico*  y  conoce  que  es  un  me- 
quetrefe* sin  mas  valor  que  el  de  los 
asesinos  y  ladrones  que  manda  *  ni  mas 
talento  que  el  de  enredar  y  mentir  im 
Dios  ni  conciencia  *  y....  aquí  llegaba 
Sancho  *  quando  yo  que  tenia  los  ojos; 
fixos  en  él  *  temiendo  que  el  Caballero 
de  la  mala  Figura  *  á  pesar  de  su  pala* 
fara  imperial  y  real  ,  castigaría  inme-: 
diatamente  tan  descomedidos  denuestos. 


volví  a  mirarle  ,   no  sin   algún   temor ; 
pero  ¡caso  admirable!  se  había  dora) ida 
tan  dulce  y  sosegadamente  como  si  el 
suave  murmurio  de  algún  claro  arroyue- 
lo  le  adormeciera  después  de  muy  can- 
sado :  quedé  absorto  ;  pero  Sancho  que 
reparó  entonces  en  mi  y  en  mi  sorpresa* 
y  sospechó  que  yo  había  oido  su  con- 
versación ,  me  dixo ,  señalando  con  el 
dedo  al  gran  Emperador :  no  se  mara- 
ville  vmd.  ;  solo  dé  gracias  á  Dios  al 
ver  la  poca  vergüenza  de  este  caballera 
de  poco  acá  >  que  no  repara  en  dar  mo- 
tivo para  que  le  digan  tales  verdades> 
y  se  duerme  quando  las  oye  ,  como  pu- 
diera un  cerdo  si  le  rascaran  ;  pero  ahí 
se  quedará  ^  y  quando  despierte  ya  esta- 
fé yo  camino  de  la  Mancha  ,  porque  al 
lado  de  semejante  vicho  no  puede  menos, 
de  malearse  el  hombre  mas  honrado  ,  que, 
la  hermosura  no  se  pega  ,  y  quien  coa, 
jobos  anda  luego  abuila  ,  y  por  eso  di- 
pen  no  con  quien  naces  sino  con  quien 
paces,  y  dirne  con  quien  andas  te  diré 
quien  eres  ;  pero  bendito  sea  Dios  que 
yo  no  he  tenido  parte  en  sus  fechurías* 
y  al  oro  no  se  le  pega  el  polvo,  y  doy 
«1  diablo  todas  las  ínsulas  y  grandezas 


que  me  había  prometido,  que  el  buey  suel- 
to bien  se  lame  ,  y  todo  lo  quiero  menos 
el  g'ito  con  cencerro  ,  que  en  cueros  nací, 
vestido  me  hallo  ,  no  pierdo  que  gano  ;  y 
vmd.  caballero  ,  si  quiere  creerme  ,  tome 
las  de  Villadiego  ,  y  véngase  conmigo,  qae 
iremos  a  ratos  en  el  rucio ,  y  la  bota  va 
llena  y  la  alforja  no  está  vacía  ,  y  meta- 
monos  en  España  que  es  tierra  de  cristia- 
nos ,  y  como  allá  dicen  á  tu  tierra  grulla 
aunque  sea  en  un  pie  ,  con  que  pongámo- 
nos en  salvo  ,  que  mas  vale  un  por  si  aca- 
so que  un  quien  pensara  ,  y  quien  bien 
tiene  y  mal  escoge  de  lo  que  le  venga  no 
se  enoje. 

Todo  esto  y  mucho  mas  me  dixb  el 
buen  Sancho  ,  y  entretanto  recogió  y  apa- 
rejó el  rucio  ,  y  tornó  su  camino  y  yo  su 
consejo,  y  anduvimos  con  tanta  diligen- 
cia que  al  amanecer  me  encontré  en  mi 
cama  muy  descansado ,  y  dispuesto  á  re- 
ferir 5  como  lo  hago,  todos  los  desvarios 
de  mi  imaginación. 


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